La arquitectura románica tiene características homogéneas en toda Europa. Los elementos distintivos son el muro, el arco y la cubierta, plantas de cruz latina y girolas. Las obras arquitectónicas de mayor relevancia fueron las iglesias y los monasterios. Destacan construcciones como la iglesia de San Clemente de Tahull, la catedral de Santiago de Compostela, la abadía de Cluny, la iglesia de Notre Dame en Poitiers, la primera catedral de Chartres, entre otras.
Iglesia de Notre Dame en Poitiers
Abadía de Cluny
Iglesia de San Clemente de Tahull
Iglesia de San Salvador de Cantamula
Abadía de Cluny
Iglesia de San Clemente de Tahull
Iglesia de San Salvador de Cantamula
La escultura, por su parte, es complemento de los templos religiosos. Está por completo supeditada a la arquitectura. La temática es variada; podemos encontrar escenas bíblicas, vidas de santos, representaciones de la Virgen, animales fantásticos y motivos vegetales o geométricos.
Finalmente, la pintura le dio gran importancia al dibujo, el cual se marcaba con líneas gruesas. Los colores son muy intensos, pero poco variados. Los fondos son abstractos e irreales. La pintura abarca temas como el Pantócrator, la crucifixión, los tetramorfos, entre otros. Además, se utiliza en gran medida la pintura mural, la cual tiene un carácter ornamental y también se halla en función de la arquitectura.
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