Arte romano

Roma tuvo su origen en el siglo VIII a.C. y desapareció en el siglo V. Su arte mezcla su sustrato itálico con la influencia griega, de la cual rechazan las sutilezas griegas y se inclinan por la tendencia realista. A pesar de todo, al arte romano se le considera una continuación del griego, con una personalidad propia muy definida.

A diferencia de los griegos, los romanos son muy prácticos. Esto se refleja en su arquitectura, la cual se distingue por su más absoluto utilitarismo. Al ser la manifestación artística que consideraban más valiosa, tienden a exaltarla y engrandecerla hasta proporciones colosales. Como influencias principales tiene al arte griego y al etrusco. Destacan construcciones como el foro, la basílica, las termas, el anfiteatro, el teatro, el circo, el arco del triunfo, la columna conmemorativa, etc.

Teatro de Marcelo

Foro romano

Arco de Tito

Coliseo romano

La escultura romana también experimenta un cambio muy radical de la griega. Mientras que los griegos representan a dioses y otras figuras idealizadas, los romanos realizan retratos realistas. También esculpían máscaras funerarias y bustos. Sin embargo, es en el relieve en donde alcanzan una personalidad más definida, buscando efectos de perspectiva y dándole importancia al paisaje.

Busto de Marco Aurelio

Estatua de Augusto

Estatua de un funcionario público

La pintura se realizó al fresco, con una técnica muy perfeccionada. Se conservan, por ejemplo, los restos de pinturas de Pompeya.

Fresco de Pompeya

Freso de Pompeya

Por último, el mosaico romano fue empleado como revestimiento de paredes y suelos. Utilizaron motivos geométricos, vegetales y figurativos, y hacían referencia a escenas de la vida cotidiana.

Mosaico de Villa Tejada